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Héctor Ossés, Santa Cruz

 

 

Proclama

 

nadie es bendito en ésta tierra

ni siquiera los niños

 

nadie trae consigo una bandera

que le abra el camino

 

nadie viene con el cielo incorporado

ni tiene pase libre

ni llegará sin daño a ningún lado

porque la indemnidad no existe

 

nadie es bendito en ésta tierra

ni siquiera los viejos

nadie se salva por haber sufrido

 

nadie es bendito en ésta tierra

tampoco los muchachos

los héroes

los que ponen la sangre

ls que tienen la idea más grande que el cuerpo

 

nadie es bendito en ésta tierra

ni siquiera los pueblos

 

nadie es bendito en ésta tierra

ni siquiera los pobres

aunque de ellos sea el reino de los cielos

 

La tramoya del tiempo y de la muerte

 

éste hombre que yo digo

rechazaba el reloj

el almanaque

la crónica y la historia

es que el tiempo no era para él

sucesión burocrática de lo claro

 y de lo oscuro

una rutina insulsa de horas y de clima

de sol y de luna

creía mas bien

que un tramoyista celeste

manejaba el transcurso de la vida

de acuerdo a sus humores

a veces la muerte llega por circunstancias previsibles

 

la muerte es en general

irresponsabilidad del  manipulador

que no elige no mide no mensura

 

cada vez que se equivoca desaparece alguien

que uno ama

Del libro Diablos Dioses, 1998

 

 

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